martes, 9 de abril de 2013

Anécdota de sobre-mesa


    Es extraño como los recuerdos se te pueden venir a la mente, como si fueran una especie de descargas eléctricas que de pronto y de la nada aparecen en tu mente. Justo hoy , platicando con cierto amigo tortuguil, recordé como ha ido cambiando mi dinámica para la hora de la comida.

    Recordé que cuando era muy niño, tenía a mi " Ma nati" para cuidarme y darme de comer con su exquisito sazón, sus regaños y sus " cómete las zanahorias, para que sigas siendo inteligente" ; mientras la televisión, encendida, mostraba alguna novela de refrito (si, en mis tiempos ya existían novelas de refrito).

    El tiempo pasó, la "Ma nati" tuvo que ser jubilada de sus labores domésticas, porque como dice mi buen amigo Don Raúl León : el tiempo siempre cobra factura. Fué así como las responsabilidades culinarias de medio día pasaron a manos de mi Mamá, una mujer que lo que menos le sobraba era tiempo y que aún así, trataba de tenernos comida lista, balanceada y sobre todo  muy, muuy rica. Hablando de ella, había una "tradición" infundada a la hora de la comida, en la que ella comenzaba a llamarnos a la mesa con un " Niños, bajen a comer" , y al no recibir respuesta de sus traviesos hijos iba modificando su tono de voz y la fuerza del mensaje gradualmente hasta terminar con un " HIJOS DE LA CHINGADA QUE SE BAJEN A COMER" .Grito con el cual nosotros comprendíamos que la mujer estaba terriblemente encabronada y que lo mejor era bajar y atender a la orden.
Posteriormente comencé a trabajar, y gradualmente se fue perdiendo esa "magia" que tiene el comer en casa: recibir las atenciones de tortillas calientes, agua de sabor, salsa casera y muchísimas otras cosas, parte de nuestro sabor mexicano, que agregamos a la mesa.

    Finalmente, y sin darme cuenta, me encontré en un momento en mi vida en el que pocas veces tengo la oportunidad de sentir este calor hogareño, y es entonces cuando valoras enórmemente comer en casa con tus seres queridos: con la persona que amas, con tu familia, con los amigos, en fin, con toda aquella persona que te haga sentir ese calor de hogar.

    Como les decía, es extraño cuando llegan estos recuerdos; pero son de esos extraños-nostálgicos-bonitos por que te recuerdan que has avanzado en tu vida y que el solo hecho de recordar, añorar y agradecer detalles como una comida en familia te vuelven una mejor persona.
Por lo pronto ya váyanse a comer, provechito y hasta la próxima :D